Virreinato del Río de la Plata
Virreinato de España | ||||
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![]() Pabellón nacional de España desde 1785 y de las plazas marítimas y fuertes costeros desde 1793 |
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Capital | Buenos Aires Córdoba (provisionalmente, 14 de julio - agosto de 1806)[cita requerida] Montevideo (provisionalmente, desde el 19 de enero de 1811) |
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Idioma principal | Castellano | |||
Religión | Católica | |||
Gobierno | Virreinato indiano | |||
Rey | ||||
• 1776 - 1788 | Carlos III | |||
• 1808 - 1814 | Fernando VII (de jure) | |||
Virrey | ||||
• 1777 - 1778 | Pedro de Cevallos | |||
• 1810 - 1811 | Francisco Javier de Elío (no reconocido por las autoridades de Buenos Aires) | |||
• 1811 - 1814 | Gaspar de Vigodet (como capitán general y gobernador de las provincias del Río de la Plata) |
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Período histórico | Imperio español | |||
• Creación por real cédula | 1 de agosto de 1776 | |||
• Primera invasión inglesa a Buenos Aires | 2 de enero de 1806 | |||
• Invasión inglesa a la Banda Oriental | 16 de enero de 1807 | |||
• Segunda invasión inglesa a Buenos Aires | 28 de junio de 1807 | |||
• Revolución de Mayo | 25 de mayo de 1810 | |||
• el virreinato fue abolido por las Cortes de Cádiz | 1810-1814 | |||
• Caída de Montevideo. El capitán general de las provincias del Río de la Plata es conducido a Brasil1 | 23 de junio de 1814 | |||
Moneda | Peso | |||
En 1816 el Congreso de Tucumán declaró la independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata o Sud América. |
El virreinato del Río de la Plata, virreinato de las Provincias del Río de la Plata o virreinato de Buenos Aires fue una entidad territorial que estableció la Corona española en América como parte integrante del Imperio español.
Fue creado como consecuencia de las reformas borbónicas provisionalmente, el 1 de agosto de 1776, y en forma definitiva, el 27 de octubre de 1777, por orden del rey Carlos III de España a propuesta de su ministro de Indias José de Gálvez y Gallardo y tuvo su capital en la ciudad de Buenos Aires.
El virreinato del Río de la Plata nació de una escisión del Virreinato del Perú e integró los territorios de las gobernaciones de Buenos Aires, Paraguay, Tucumán y Santa Cruz de la Sierra, el corregimiento de Cuyo de la Capitanía General de Chile y los corregimientos de la provincia de Charcas. Esos territorios integran en la actualidad las repúblicas de Argentina, Uruguay, Paraguay, Bolivia y partes del sur de Brasil, del norte de Chile y del sureste de Perú, así como también las disputadas islas Malvinas. Además incluyó nominalmente las islas africanas de Fernando Poo (hoy Bioko) y Annobón en la actual Guinea Ecuatorial,2 cedidas por Portugal en 1777, aunque el intento por colonizarlas fracasó. El virreinato se situaba en el Cono Sur de América del Sur sobre el océano Atlántico y se disputa si poseía costas en el océano Pacífico sur.3
La triunfante Revolución de Mayo en 1810, ocurrida en Buenos Aires, -que había sido precedida por las fracasadas revoluciones de Chuquisaca y La Paz, ambas de 1809 en la provincia de Charcas,- desató el inicio de la guerra de la Independencia Argentina que culminó con la segregación del virreinato respecto del poder español y su posterior división.
El 18 de noviembre de 1811 abandonó el cargo último virrey, Francisco Javier de Elío, dejando el mando al entonces gobernador de Montevideo, Gaspar de Vigodet, quien pasó a ser la máxima autoridad española como capitán general y gobernador de las provincias del Río de la Plata. Vigodet continuó en su cargo hasta que la rendición de Montevideo el 23 de junio de 1814 supuso el final del dominio español en el Río de la Plata.1
Razones para la creación del virreinato
La enorme superficie que abarcaba el virreinato del Perú dificultaba las tareas de gobierno, lo cual fue un poderoso motivo para la división del territorio. Otras causas que influyeron en la decisión de efectuar esa separación fueron: la ambición de Portugal sobre la Banda Oriental, en donde se hallaban la Colonia del Sacramento y las Misiones Orientales, así como el constante avance lusitano sobre toda la frontera hispano-portuguesa en América del Sur; la creciente importancia que iba cobrando Buenos Aires como centro comercial; el valor del estuario del Río de la Plata como entrada hacia el interior del continente y la defensa de los puertos de Buenos Aires y Montevideo; y las sucesivas expediciones del Reino Unido y de Francia sobre las costas de la Patagonia.
La Ruta del Galeón
El itinerario implantado por el monopolio comercial español en sus colonias fue, desde 1573, llamado oficialmente la "Ruta del Galeón". Esta ruta fue utilizada para el intercambio comercial entre España y las Indias en dos flotas anuales destinadas a los puertos de Veracruz -Flota de Nueva España- en Nueva España y Portobelo, en Panamá, -Flota de Tierra Firme-. Las remesas de plata, oro, esmeraldas, perlas y demás bienes que salían desde el virreinato del Perú iban regularmente desde el puerto del Callao hasta la ciudad de Panamá. Desde allí los cargamentos de riquezas eran llevados por tierra a Portobelo y desde ese puerto las armadas de galeones surcaban el mar Caribe tocando los puertos de Cartagena de Indias, Santa Marta y Santo Domingo, para luego cruzar el océano Atlántico hasta el puerto de Sevilla, que fue el único puerto habilitado de embarque y desembarque hasta 1765. En el sentido inverso los productos de España llegaban al Callao y de allí se los llevaba a lomo de mula a Potosí, desde donde seguían hasta Buenos Aires. Portobelo, Cartagena de Indias y La Habana, eran los baluartes principales para la protección de la Ruta del Galeón, y en Portobelo se realizaban las ferias de intercambio comercial.
El 21 de noviembre de 1739 fuerzas británicas capturaron, saquearon y destruyeron Portobelo, lo que demostró paulatinamente a las autoridades españolas que convenía oficializar una ruta más segura, pensándose en la hasta entonces usada para el "contrabando ejemplar": la que desde el Alto Perú transportaba clandestinamente las riquezas por el "Camino Real", pasando por Salta y Córdoba hasta llegar al puerto de Buenos Aires, puerto que había crecido precisamente por el "contrabando ejemplar". El Río de la Plata era la principal alternativa a la Ruta del Galeón, lo que lo convertía en vulnerable a ataques enemigos y hacía necesario un fortalecimiento de la presencia española en él. Desde 1662 existía la Aduana Seca de Córdoba que aplicaba impuestos del 50% a los productos que del Río de la Plata pasaban al Perú, sin distinguir si su origen era legal o del contrabando.
En 1778 el rey Carlos III promulgó el Reglamento para el Comercio Libre de España e Indias que puso fin a la ruta monopólica abriendo al comercio recíproco 13 puertos de España y 25 de las Indias, entre ellos Buenos Aires y Montevideo. En cada uno de ellos debían crearse consulados de comercio, pero solo los navíos matriculados en España podían utilizar esos puertos. En 1795 el rey habilitó el comercio con las colonias no españolas y permitió que los navíos matriculados en las Indias pudieran comerciar con puertos españoles.
Todas estas reformas borbónicas modificaron sustancialmente los poderes y factores económicos tanto peninsulares como hispanoamericanos pero no fueron suficientes para revertir el impulso independentista en la América española.
Historia
El proyecto del virreinato austral
El 8 de octubre de 1773 el rey Carlos III pidió informes al virrey del Perú, a la Real Audiencia de Lima, y al gobernador de Buenos Aires, respecto de la posible creación de una audiencia en el Tucumán. El virrey Manuel de Amat y Juniet le respondió el 22 de enero de 1775 expresando los motivos por los que creía debía reinstalarse una audiencia en Buenos Aires y crearse un virreinato con capital en Chile que abarcara el Río de la Plata.4 El 18 de noviembre de 1775 fueron repedidos los pedidos de informes a la Real Audiencia de Lima y al gobernador de Buenos Aires, que no los habían remitido. Cuando el proyecto aún estaba en estudio, el 1 de abril de 1776 el comandante general portugués de São José do Norte, el alemán Johann Heinrich Bohm, atacó los fuertes de Santa Bárbara y Trindade y recuperó la villa de Río Grande, que había sido conquistada por Pedro de Cevallos el 12 de mayo de 1763, cuando era gobernador de Buenos Aires.5 Este conflicto con Portugal precipitó la decisión del rey de crear un virreinato basado en el Río de la Plata y no en Chile.
El virreinato personal
Pedro de Cevallos, primer virrey del Río de la Plata.
El 27 de julio de 1776 el gobernador de Madrid, teniente general Pedro de Cevallos, recibió una nota con el nombramiento de comandante de la expedición a la América meridional que se alistaba en Cádiz, junto con el mando de las provincias del distrito de la Real Audiencia de Charcas y el corregimiento de Cuyo, en carácter de virrey y capitán general. Una vez concluida la expedición, Cevallos debía retornar a su cargo en Madrid, «dejando entónces el mando militar i político de las provincias del Rio de la Plata en los términos en que han estado hasta ahora.»
El 1 de agosto de 1776 el rey Carlos III formalizó el nombramiento mediante una real cédula, nombrando a Cevallos:
(...) mi Virrey, Gobernador y Capitán General de las de Buenos Ayres, Paraguay y Tucumán, Potosí, Santa Cruz de la Çierra, Charcas, y de todos los Corregimientos, pueblos y territorios á que se extienden la jurisdicción de aquella Audiencia, la qual podréis presidir, en el caso de ir á ella, con las propias facultades y autoridad que gozan los demás Virreyes de mis dominios de las Indias, según las Leyes de ellas; comprehendiéndose asimismo vajo de vuestro mando y jurisdición los territorios de las ciudades de Mendoza y San Juan del Pico, que oi se hallan dependientes de la Governación de Chile; con absoluta independencia de mi Virrey de los Reynos del Perú, durante permanescáis en aquellos paízes, así en todo lo respectibo al Govierno militar, como al político y Superintendencia General de Real Hazienda, en todos los ramos y productos della.6
La real cédula de 1776 creó un virreinato personal en favor de Cevallos,7 mientras durara su permanencia en el territorio, dispensado de todas las formalidades y exigencias a las que estaban sometidos los virreyes de acuerdo a las Leyes de Indias. El objetivo era poner en manos del comandante de la expedición todos los recursos disponibles en los territorios del Alto Perú, las gobernaciones del Paraguay, Tucumán y del Río de la Plata y el corregimiento de Cuyo. La real cédula expresaba «que luego que estéis navegando, á la salida de Cádiz, os deis á rreconocer por tal Virrey, Governador y Capitán General en todos los buques de guerra y de trasporte, para que se hallen en esta inteligencia y estén á vuestras órdenes quantos ban embarcados en ellos.» La flota partió de Cádiz el 13 de noviembre de 1776.
La expedición de Cevallos
Véase también: Segunda expedición de Cevallos a Río Grande
El rey enviaba la expedición «dirijida á tomar satisfacción á los portugueses por los insultos cometidos en mis provincias del Rio de la Plata», de modo que su administración sobre el territorio rioplatense y las ciudades de Cuyo incorporadas tendrían en principio un fuerte carácter militar. En ese momento inaugural el virreinato del Río de la Plata incluyó a todo el territorio que actualmente son los estados brasileños de Río Grande del Sur (llamado por los españoles Río Grande de San Pedro), Santa Catarina y amplias zonas que hoy son parte de Paraná y Mato Grosso del Sur así como pequeños sectores que actualmente corresponden al oeste del Mato Grosso. Cevallos inició su campaña intentando llevar el límite de los territorios portugueses al este de la línea del Tratado de Tordesillas y para ello los desalojó de las plazas de Colonia del Sacramento, Río Grande y la población de Nuestra Señora del Destierro -actual Florianópolis- en la isla de Santa Catalina.
El 20 de febrero de 1777 la gran expedición de 116 barcos desembarcó tropas en la isla de Santa Catalina, que se rindió el 5 de marzo, quedando el teniente coronel Juan Roca como gobernador. Luego, al no poder atacar Río Grande por causas climáticas, la flota se dirigió al sur de la Banda Oriental, llegando a Montevideo el 20 de abril de 1777. El 4 de junio se rindió el gobernador portugués de Colonia del Sacramento, que fue arrasada por orden de Cevallos. Luego continuó la ofensiva por tierra en el este del territorio y tomó la Fortaleza de Santa Teresa y el Fuerte de San Miguel, avanzando sobre la población de Río Grande, pero la ofensiva fue detenida el 4 de septiembre de 1777, al conocerse las tratativas de paz entre España y Portugal.
El 1 de octubre de 1777 fue firmado el Tratado de San Ildefonso entre España y Portugal, que acordó la soberanía española sobre la Colonia del Sacramento y la isla San Gabriel, pero obligó a España a renunciar definitivamente a la isla de Santa Catalina y al territorio de Río Grande, al norte de la Banda Oriental, que había ido siendo ocupado paulatinamente por Portugal y cuya posesión se había consolidado con el Tratado de Madrid (1750). España recibió también la cesión de las islas de Annobón y Fernando Poo en el golfo de Guinea.
La creación permanente del virreinato
Finalizadas las hostilidades con Portugal, Cevallos llegó a Buenos Aires el 15 de octubre y el 6 de noviembre de 1777 dictó el "Auto de libre internación" con lo cual quedó autorizado el comercio libre de Buenos Aires con Perú y Chile, tanto para los frutos de la tierra, como para los de España. Previamente, el 8 de julio de 1777 había prohibido la extracción de oro y plata sin amonedar si no era por el puerto de Buenos Aires. Estas medidas golpeaban a los comerciantes de Lima, pero contaban con el aval de los de Cádiz.
El rey emitió el 27 de octubre de 1777 en San Lorenzo de El Escorial otra real cédula, por la que dio por definitivamente constituido el virreinato, terminando con su carácter excepcional y personal:
(...) Don Juan José de Vertiz, Teniente General de mis Reales Ejércitos: Por mi cédula de 1º de agosto del año próximo pasado, tuve por conveniente nombrar para Virey, Gobernador y Capitan General de las Provincias del Rio de la Plata, y distrito de la Audiencia de Charcas con los territorios de las ciudades de Mendoza y San Juan de la Frontera ó del Pico de la Gobernacion de Chile, al Capitan General de mis Reales Ejércitos don Pedro de Cevallos, mediante las circunstancias que entónces concurrian para ello, y durante se mantuviese este Capitan General en la comision á que fue destinado en esa América meridional. Y comprendiendo ya lo muy importante que es á mi Real servicio y bien de mis vasallos en esa parte de mis dominios la permanencia de esta dignidad, porque desde Lima á distancia de mil leguas no es posible atender al Gobierno de las espresadas Provincias tan remotas, ni cuidar á que el Virey de ellas dé la fuerza y conservacion de ellas en tiempo de guerra: He venido en resolver la continuacion del citado empleo de Virey, Gobernador y Capitan General de las Provincias de Buenos Aires, Paraguay, Tucuman, Potosi, Santa Cruz de la Sierra, Charcas, y de todos los corregimientos, pueblos y territorios á que se estiende la jurisdiccion de aquella Audiencia, comprendiéndose assi mismo bajo del propio mando y jurisdiccion, los territorios de las ciudades de Mendoza y San Juan del Pico, que estaban a cargo de la gobernacion de Chile, con absoluta independencia del Virey de Perú y del presidente de Chile (...)
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